Un eslogan de vida o muerte: Quédate en Casa
- Daniel Vallejo
- 8 abr 2020
- 3 Min. de lectura
Según un reportaje publicado por diario El Comercio, del 18 de noviembre de 2018, la diabetes afecta al 7,8 % de la población en Ecuador. Y si nos remitimos a otros datos, según el INEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos), entre el año 2016 y 2017, la diabetes fue la segunda causa de mortalidad en mujeres y la tercera en hombres. Además, se señala que 50.000 personas han fallecido a causa de este padecimiento en Ecuador, en los últimos 10 años. Lo que la coloca como la segunda causa de muerte en el país.
La Federación Internacional de la diabetes explica que las personas con enfermedades preexistentes pueden ser más difíciles de tratar del virus Covid19, porque se presentan dos razones primordiales. La primera, debido a que el sistema inmunitario se compromete, lo que dificulta la lucha que tienen contra el virus. En segundo lugar, la forma en cómo esta controlada la enfermedad. Lo que inmediatamente provoca que el virus prospere en otros órganos.
Si nos remitimos a las estadísticas expuestas, creemos entender que, en el país, al menos las familias ecuatorianas tienen uno o dos allegados que padecen diabetes, o quizá conviven con alguna otra enfermedad ya existente, como la hipertensión que, dentro de las estadísticas es considerada la cuarta causa de muerte en el país.
Ante este panorama, el cumplimiento irrestricto de la cuarentena se debe convertir en una necesidad fundamental. Si comprendemos la magnitud de la situación, podremos tener una mejor respuesta. Aunque como sociedad, me queda la duda si en realidad estamos comprendiendo la relevancia de la cuarentena, o la importancia de no someter al riesgo de muerte a un familiar o vecino.
Seguramente para usted que lee estas líneas, las estadísticas antes mencionadas son cercanas, porque, así como yo, usted también tiene un familiar que padece diabetes. Sí, antes que esto pasara, usted sabía del rigor que se debe llevar. Usted lo sabía y medianamente estaba en sus manos controlar a su pariente; pero en estos tiempos no. La salud de su familiar, ahora depende de otras personas. Y enfrentarse a esa realidad, sin duda descoloca.
Leo últimamente en las redes sociales, a gente aplaudir y vanagloriar el hecho de ver a personas fuera de sus casas haciendo “deporte”, paseando a la mascota, o saliendo por salir. Y eso, descoloca.
El quédate en casa, que se hizo tan viral en campañas de gobiernos, y medios de comunicación en el mundo, no sólo debería ser entendida como una frase. Es la campaña de comunicación más potente que ha creado la humanidad, como una respuesta ante el paso desolador y desgarrador de la muerte.
Todas las sociedades en el mundo, ante el hecho concreto de esta pandemia, han develado sus formas de comportamiento. Desde las más organizadas, hasta las más desinteresadas, muestran hoy al mundo que, el problema más fundamental de esta crisis sanitaria, tiene que ver en una buena proporción en la actitud y comportamiento de las poblaciones.
Los profesionales de la salud mental, Psicólogos y Psiquiatras, han realizado estudios del comportamiento social y de las sociedades a lo largo de la historia, pero en este preciso momento, el nivel de entendimiento para comprender ¿Por qué la gente rompe con la cuarentena? es un campo de estudio que avanza al mismo nivel de entender el comportamiento del virus.
Según varios estudiosos del comportamiento humano, manifiestan que existe un conjunto de personas dentro de las sociedades, que frente a una crisis de esta magnitud, tienen una forma particular de respuesta ante el aislamiento. Ya que consideran que quedarse en casa equivale a tener una perdida de poder y control, es así que, se autocrean la percepción de personas invulnerables e inmunes. El hecho de salir de casa, hacia parques, pasear sus mascotas, etc, corresponde directamente a su ansia de controlar y retomar el poder.
Lo ya expuesto anteriormente, y sumado al bombardeo mediático sobre Covid19, en las que muchas veces se exponen noticias demasiado hiperbolizadas, han generado que los ciudadanos adquieran un efecto de insensibilidad frente al tema (infodemia). Todo esto ha repercutido en el comportamiento de la gente, ya que puede llegar a considerar que el virus sólo ataca a personas con enfermedades previas, sin tomar en cuenta que cualquier persona sometida al contagio, si no, posee un sistema inmunológico fuerte puede tener complicaciones que lo conduzcan a la muerte.
En sociedades individualizadas, el accionar colectivo, nos permite entender que es necesario rever nuestros orígenes como humanidad. Sin duda, el mundo avanzó cuando empezó a existir la comunidad, y las comunidades crearon vínculos, por el mismo hecho de sobrevivir. Hoy, los pueblos del planeta claman por la otredad. Nunca antes, en toda la historia de la humanidad, la cura para una enfermedad no la encontramos en la farmacia, sino en el bien común. Y dos conceptos tan antiguos como distantes y cercanos, nos deben permitir combatir esta guerra por la vida: solidaridad y empatía.
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